31/12/08

Bendita Inocencia

Saludos, caminante.

Si eres asidu@ a este pequeño rincón nuestro -o, al menos, tanto como pueda esperarse con el ritmo de publicación que tenemos- sin duda ya te tengo acostumbrado a comenzar los posts con un "mucho hace que no escribo". Pido disculpas. Nunca antes fue tan cierto como hoy. Hace muchos meses de mi último artículo. Si se ha podido intuir algún latido de vida en el blog ha sido gracias a Aigh. Me gustaría una vez más agradecerle públicamente que mantenga este site que, si bien tiene para mi un importante valor sentimental, mi lamentable informalidad habría hecho ya fallecer sin su presencia. Ella es sin duda el alma de Protocolo7, y el escribiente es poco más que un colaborador ocasional.

Tras estas líneas de disculpa y agradecimiento, te pongo brevemente al día del statu quo por aquí. Como ya sabrás si has leído los post de Aigh, estamos en Alemania estudiando un año académico completo. Y celebro decir que en boca de un servidor no puede haber sino alabanzas. Alabanzas hacia la infraestructura que aquí nos resguarda, hacia los servicios que se nos ofrecen, hacia el tipo de enseñanza, hacia las formas de hacer. Hasta el clima me está resultando grato -sí, así es. Prefiero los días frescos y umbríos a los calurosos y soleados. De los primeros no faltan por aquí-. Si soy capaz de centrarme un poco en el blog ahora que tengo asiento, trataré de narrar la experiencia por fascículos. No es ese, sin embargo, el tema que hoy me ha animado a escribir. Determinadas noticias y acontecimientos recientes han sido el catalizador de este artículo, cuyo contenido ya llevaba largo rumiando. Me gustaría contarte, si lo quieres escuchar, mi humilde punto de vista sobre las Universidades y el cambio que experimentan en España (ya que, aunque conozco la dirección, nada sé sobre el sentido de los ajustes que hoy se están haciendo fuera).

Adoro la Universidad. Como concepto. Como idea. El lugar -en amplio sentido- donde una persona puede hallar guía para adentrarse en las enmarañadas sendas del Conocimiento. Donde puede zambullirse en el proceso del Saber humano y tomar contacto con la vanguardia del mismo. Un lugar donde hay sitio tanto para la razón aplicada -con harta frecuencia, a causas más nobles que la crematística- como para la erudición por la erudición. Un templo erigido al Discernimiento que -en ocasiones y si el entorno y el azar lo propician- permite a nuestra triste especie elevarse moderadamente por encima del yermo plano de la subsistencia. Es así como lo veo y es así como lo seguiré viendo. Y tanto amo esta idea que siempre ha sido firme y a ultranza mi defensa de la Universidad (pública. Fuera de mi definición quedan aquellas que se someten a criterios puramente empresariales), incluso aun siendo como soy consciente de los fallos que tenemos al intentar materializar estos conceptos. Con este norte fijo, podemos ir puliendo la institución día tras día. O eso pienso yo. Lamentablemente, tengo la impresión de que hoy estamos más lejos que ayer. Lamentablemente, creo que equivocamos el sentido del avance. Es posible que pronto no haya nada que merezca el nombre de Universidad.

Sí. De eso tratan las presentes líneas. Estás ante otro post sobre Bolonia. Si bien comprendo tu más que probable y justificado hastío por el perenne tema, lo que hoy pretendo hacer está más cerca de entonar un blues que de enarbolar pancarta. Tan solo pretendo, tras exponer mi personal (y de primera mano sé que no siempre compartido) punto de vista sobre lo que significa el Alma Máter, mostrar de qué manera discrepan las actuales tendencias con dichas ideas.

Corrígeme si me equivoco. La nueva tendencia es establecer una duración de cuatro años para todos los Estudios Universitarios, de los que, al menos en algunas carreras, parte es tronco común con otras parecidas. Tras acabar, el estudiante obtiene un título de Graduado. A continuación, y para poder tener un currículum al menos digno, será necesaria la realización de un Master. Tengo entendido que los habrá tanto públicos como privados. Los privados, previsiblemente carísimos y completamente enfocados a la empresa que los realiza. Los públicos, según he oído, con un modelo de financiación de "Becas préstamo" (sutil eufemismo) que da al traste con una de las cosas buenas (tenemos tantas como para permitirnos perder esta?) de nuestro sistema educativo: Las ayudas desinteresadas enfocadas a intentar que cualquiera pueda realizar una carrera. La finalidad del plan, según creo, es la convergencia con Europa. Los nuevos títulos tienen validez automática más allá de las fronteras (bueno, de algunas de ellas).

Cuando finalicé el Bachillerato, respiré aliviado. Por fin iba a poder adentrarme en la preciosa materia que había escogido. Imagino por un momento el agridulce sabor que hubiese tenido al pensar "Bien, he acabado aquí. Ahora entro en la Universidad. Podré sumergirme en el campo que he decidido. Más o menos". Sí. En algunas carreras la inmersión sería bastante oblicua (y los planchazos duelen más que los estilizados y perpendiculares saltos de cabeza), ya que compartir materias con otras carreras me haría sentir como en... más Bachillerato?

Pero sin duda mi entusiasmo habría vencido a esa molestia. Tras acabar el tronco común, podría dedicarme en cuerpo y alma a aprender el que había determinado como "mi campo". Durante dos o tres años más. Un sentimiento de terrible prisa se haría conmigo. Uno que algunos ya sentimos con 5 o 6 años de estudio. Pero sabría que no debo atemorizarme. Después del Grado, accederé a un Master.

Tengo mucha suerte. Soy un hijo de Papá, y mi familia (no sin cierto esfuerzo, claro) puede hacer frente al coste de un Master. Recordaría en este supuesto a aquellos compañeros de Instituto cuyas familias, desafortunadamente algo menos pudientes, no les permitieron siquiera entrar en la Universidad. A fin de cuentas, conseguir un Grado de poco sirve sin hacer después un Master. Master que, desgraciadamente, no podía pagar. Me haría sentir pesaroso. Más al recordar a Antonio, que era brillante con los números y quería estudiar las estrellas. La sola idea de poder vivir de ello le hacía vibrar. O a Pedro, que amaba la Grecia y la Roma milenarias. Siempre supo que en un lugar y un momento donde se valora sólo lo pragmático, unos estudios de ese tipo le harían tener problemas a la hora de encontrar un trabajo. Ahora, sin poder tampoco acceder a un postgrado, ni tan siquiera podría plantearlo. Es más; algunos de los compañeros que habrían acabado el Grado conmigo sabrían que tendrían que dedicar su sueldo de bastante tiempo a pagar el Master que ahora iniciarían. Un pequeño problema, claro, ya que algunos de ellos aspiraban a independizarse cuando acabasen. Pero la emancipación podría esperar. Qué son todas esas minucias frente a algo tan bonito como unos Estudios profundos y completos?

En este punto de mi formación sé que sentiría un duro golpe. Ahora tengo que elegir un Master. Pero cuando un@ entra en Biología, pretende saber Biología, no? Estudiar tanto como fuera posible (no menos de cinco años) los fundamentos que rigen la vida. Ahora, dos de los años de formación tendría que dedicarlos a... "PCR con instrumental de la empresa Tal", por ejemplo? Alumnos de Empresariales podrían dedicar esta parte de su periodo de estudios a "venta de mesas de ping-pong en Cual". En Farmacia, ofertas de aprendizaje tan seductoras como "cosméticos de la marca Tal". Sabes? Siempre pensé que la ultraespecialización no era del todo buena cosa. Hace a la gente más competente en un puesto de trabajo "aquí y ahora", pero limita el campo de visión, perjudica un poco la capacidad de interrelacionar conceptos dentro incluso del mismo ámbito. Sólo una opinión, por supuesto. Sin embargo, ahora hablamos de escalas distintas. Podría ver como mi formación, la que inicié pensando en alcanzar la vanguardia del conocimiento que escogí, me estaría llevando inexorablemente a un punto de ese cosmos. A una silla concreta de un despacho o laboratorio concreto, a desempeñar de forma ultraespecializada, ultracompetente, un puesto de trabajo útil. Útil aquí y ahora. Ahora podría ser un engrasado engranaje, trabajando productivamente siempre y cuando esté justo en el sitio que tiene que estar...
... y me consolaría pensando: "Ahora encontraré trabajo con más facilidad. Soy el mejor, el más instruido para este puesto. Y puedo desempeñarlo en toda Europa". Y dibujaría una sonrisa en mi boca. Quizás algo más sombría de lo que esperaba, pero una sonrisa al fin y al cabo. Probablemente sincera. Al fin y al cabo, ahora sabría que llena más la estabilidad laboral y el buen sueldo que el Saber. Cuando empecé era sólo un idealista sin los pies en el suelo. Tiempos alocados, aquellos de mi juventud, diría. Bendita inocencia.

Blogger: Moreloth

7 comentarios:

Deka Black dijo...

¿Becas prestamo? Esto ya es como en USA, me cago en sus putos muertos...

Aighash y Moreloth dijo...

Sí, Becas préstamo. Era uno de los puntos más "divertidos" de esto. Absolutamente acojonante.
Aunque me toca más las narices tantos años de formación perdida en tener una "base". Si no se perdiera el tiempo miserablemente en la ESO, los niños podrían saber alguna cosa cuando la acabaran. Pero es preferible q sea todo lo malo q se pueda el sistema educativo. Gente tonta es puñeteramente preferible.

(aighash)

Anónimo dijo...

Para leer:
La mente bien ordenada
Edgar Morin
Ed. Seix Barral

(contraportada)
"Nuestra civilización ha alcanzado un nivel de conocimiento y de tecnicidad del cual nos enorgullecemos. Quizás con razón. Pero hoy padecemos una hiperespecialización: los científicos, los técnicos, poseen sólo una parcela muy reducida del saber. Ya nadie tiene una visión global y esencial -o sea, una visión humanista— de nuestro mundo.
Entre el pensamiento científico, que separa los conocimientos y no reflexiona sobre el destino humano, y el pensamiento humanista, el cual ignora las aportaciones de las ciencias susceptibles de nutrir nuevos interrogantes sobre el mundo y la vida, el divorcio es total. Y peligroso.
De ahí la necesidad de reformar el pensamiento, nuestra capacidad para organizar el saber y reanudar el lazo entre las dos culturas divorciadas. De ahí los grandes desafíos de la enseñanza contemporánea: originar mentes bien ordenadas antes que bien llenas..."

Deka Black dijo...

as como esta me conforman que soy d eora generacion, cuando salias de BUp sabiendo Latin y griego y los videojuegos venian en cintas ce cassette.

Madam Beus dijo...

Bendito latín y griego, qué suerte he tenido de estudiarlos.

La idea base del cambio de las universidades es buena.. pero no se está llevando bien a cabo.

Lo malo es que cuando acabe el conservatorio superior y estudie un segundo ciclo.. ya tendré Bolonia.. Aggh! no quiero pensar en eso.

Aighash y Moreloth dijo...

Lo que dicen por supuesto es una buena idea, la demagogia es preciosa. Pero en el mundo real los intereses pueden más que las buenas acciones. La idea real nunca ha sido buena.

No sé si se ha notado un huevo que lo que quieren es hacer gente de a pie que no tenga puñetera idea de nada. Eso es lo que consiguen con la ESO. Para tener a gente universitaria idiota ¿que mejor método que ultraespecializarlos? Pues solo podrán opinar sobre cosméticos o electrodomésticos, no de si les estan tomando el pelo desde arriba. Pueblo idiota, gobierno feliz.
¿Y lo que se ahorran en educación? ¿Y el tiempo que hace que segun que universidades tienen los sueldos de los profesores congelados?... En fin,

Madam Beus dijo...

¡La ignorancia es felicidad!
¡Mira a los gatos si no!
Seríamos todos como gatos.
¡Yo quiero ser un gato!