22/11/13

Café Matutino

Esto es un texto que se me ocurrió al empezar a leer el manual del juego de rol Eyes Only. Puede servir de introducción a una partida de rol. El juego tiene una trama de espionaje, con varias agencias luchando por sus intereses. Hay datos "incorrectos" pero eso es porque me los he inventado sobre la marcha. Espero que os guste, no sé como seguir con la historia, si tenéis sugerencias y correcciones serán muy bienvenidas.

San Francisco quedaba muy lejos, sin embargo, el olor del muelle le recordaba los ratos muertos de la infancia viendo pasar los barcos con la nariz guardada detrás de una bufanda. La sal había secado su boca y, sin casi darse cuenta, el vicio de repasar sus labios con la lengua había hecho mella en ella.
Retumbó el trueno de una persiana deslizándose quejumbrosa hasta estrellarse en el quicio de la entrada. Debajo, el cartel anunciaba: "Caffetteria Sole".
Entró después de que bajaran los taburetes:
- Ponme un café, y que sea fuerte, por favor.
Se oyó el rugir matutino de la cafetera mezclado con la chachara insulsa de la radio, el rutinario olor del café y la leche quemada se apoderó del local.
En menos de media hora llegaron las primeras caras somnolientas, con la ilusión del trabajo, a estas horas, bien enterrada. Siguieron entrando los parroquianos ya habituales, o al menos el camarero ya se sabía sus nombres.
Las pocas horas de descanso minaban su cuerpo y nublaban su cabeza, pero la agitación lo mantenía despierto, buscando en el humo la sombra de una idea. Una imagen lejana venía a su mente... Quizá el café le ayudaría a ligar cabos. Esa mujer, en unos soportales del Trastevere con un bulto bajo el brazo, la cara congestionada y una mano pegada a la oreja. Movía los labios. Abrió los ojos dejando el marrón, casi negro, de sus iris al descubierto a pesar de la luz anaranjada del alumbrado eléctrico. Quizás sorpresa, quizás terror, quizás ambos a la vez.
Suena el teléfono en el bolsillo de la vieja cazadora de cuero raído. Da un rápido sorbo al café que queda, sale a la calle dejando cinco euros encima la barra del bar y descuelga.