El exceso de horas de trabajo y aún más horas de estrés sin trabajo, combinadas con el exceso de horas de "aburrimiento destroyer" y de auto contemplación repleta de pasotismo, me llevan a un estado constante de sueño, en el que sistema parasimpático campa a sus anchas por doquier en mi cerebro.
Teniendo en cuenta el porcentaje de momentos de erotismo desbordante que he vivido últimamente (sí, es sarcasmo), la arteria artística que llevo dentro, junto con la de la gula y las acciones fisiológicas destinadas a la evacuación (los grandes placeres olvidados de la vida, elogiados por Quevedo en su pequeña gran obra "Gracias y desgracias del ojo del culo"), se ha decidido a sustituir el resto de salvoconductos taponados. Esta arteria artística, por cierto, está al borde del aneurisma, pues si bien tiene la de la gula (y otros) como válvula de escape, estas no sirven más que para saciar las horas depresivas, pero no las de la histeria absoluta y absurda combinadas con las de lujuria insatisfecha.
En estas horas me pasan por la cabeza muchas cosas. El Banana Split es el postre que más me apetece, diga Freud lo que quiera, actualmente fijo que acertaría. De hecho, en la casa ya nos surtimos de Nutella y plátanos.
Son horas en las que lo que más me apetece es coger un lienzo quilométrico y embadurnarme las carnes de pintura para revolcarme por el algodón blanco (puede ser lino, pero es más caro). Desnuda más que nada para no tener que lavar ropa luego, a parte de que si estuviera sola dudo que me vistiese todos los días y menos con el calorcito actual. Hacer la croqueta sabiendo que manchas alguna cosa por el camino es divertido ¿no os parece?
Como no puedo tirarme y revolcarme al más puro estilo Yves Klein en sus antropometrías, he decidido pintar... punto. Así que, a pesar de dejar bastante congestionada la arteria antes mencionada, por lo menos me mantiene a salvo de la locura por algún tiempo indeterminado. Tengo que mantenerme al margen de las noticias de actualidad si quiero seguir cuerda durante unas cuantas horas más.
Así que una vez más, la obra será hecha teniendo en cuenta materiales a mano que me permiten no dejar mi cuarto de reducidas dimensiones lleno de trastos y artilugios fáciles de sacar, difíciles y engorrosos de guardar. Resultado de recursos con estas características: el Paint.
En ella se pueden ver mis ganas de mimitos en general, sobretodo en la camita antes de irme a dormir y después de hacerlo. Imaginad que mide unos 2 metros y medio de alto por 1'5 de ancho y que no tiene el marco que he dispuesto para ella, hecha toda con acrílico con montón de pigmento y engrudo. A parte de que sería menos cursi y evocador si hubiese podido pintar con las manos, método mucho más práctico que el ratón del ordenador.
Seguramente si dispusiese de una superficie lo suficientemente grande, en vez de mis ganas de mimitos, habría plasmado un inmenso pene acompañado de sus testículos correspondientes, vamos, lo que todo el mundo llama pollón. Sí, estoy necesitada, no paso mis apuntes de algunas asignaturas a mis compañeras por la gran cantidad de pollas, culos y pechos, artísticos todos ellos, que he dibujado durante las últimas clases. Eso sí, son muy bonicos todos, algo que no se espera de obras dedicadas a según que partes de la anatomía, concretamente las pollas, pues el resto tienen su estética y exhuberancia, ya obvias después de ser plasmadas durante siglos y siglos de monopolio masculino en las artes.
Así que después de tal discurso, mi dibujo os parecerá muy light:
Blogger: Aighash
Teniendo en cuenta el porcentaje de momentos de erotismo desbordante que he vivido últimamente (sí, es sarcasmo), la arteria artística que llevo dentro, junto con la de la gula y las acciones fisiológicas destinadas a la evacuación (los grandes placeres olvidados de la vida, elogiados por Quevedo en su pequeña gran obra "Gracias y desgracias del ojo del culo"), se ha decidido a sustituir el resto de salvoconductos taponados. Esta arteria artística, por cierto, está al borde del aneurisma, pues si bien tiene la de la gula (y otros) como válvula de escape, estas no sirven más que para saciar las horas depresivas, pero no las de la histeria absoluta y absurda combinadas con las de lujuria insatisfecha.
En estas horas me pasan por la cabeza muchas cosas. El Banana Split es el postre que más me apetece, diga Freud lo que quiera, actualmente fijo que acertaría. De hecho, en la casa ya nos surtimos de Nutella y plátanos.
Son horas en las que lo que más me apetece es coger un lienzo quilométrico y embadurnarme las carnes de pintura para revolcarme por el algodón blanco (puede ser lino, pero es más caro). Desnuda más que nada para no tener que lavar ropa luego, a parte de que si estuviera sola dudo que me vistiese todos los días y menos con el calorcito actual. Hacer la croqueta sabiendo que manchas alguna cosa por el camino es divertido ¿no os parece?
Como no puedo tirarme y revolcarme al más puro estilo Yves Klein en sus antropometrías, he decidido pintar... punto. Así que, a pesar de dejar bastante congestionada la arteria antes mencionada, por lo menos me mantiene a salvo de la locura por algún tiempo indeterminado. Tengo que mantenerme al margen de las noticias de actualidad si quiero seguir cuerda durante unas cuantas horas más.
Así que una vez más, la obra será hecha teniendo en cuenta materiales a mano que me permiten no dejar mi cuarto de reducidas dimensiones lleno de trastos y artilugios fáciles de sacar, difíciles y engorrosos de guardar. Resultado de recursos con estas características: el Paint.
En ella se pueden ver mis ganas de mimitos en general, sobretodo en la camita antes de irme a dormir y después de hacerlo. Imaginad que mide unos 2 metros y medio de alto por 1'5 de ancho y que no tiene el marco que he dispuesto para ella, hecha toda con acrílico con montón de pigmento y engrudo. A parte de que sería menos cursi y evocador si hubiese podido pintar con las manos, método mucho más práctico que el ratón del ordenador.
Seguramente si dispusiese de una superficie lo suficientemente grande, en vez de mis ganas de mimitos, habría plasmado un inmenso pene acompañado de sus testículos correspondientes, vamos, lo que todo el mundo llama pollón. Sí, estoy necesitada, no paso mis apuntes de algunas asignaturas a mis compañeras por la gran cantidad de pollas, culos y pechos, artísticos todos ellos, que he dibujado durante las últimas clases. Eso sí, son muy bonicos todos, algo que no se espera de obras dedicadas a según que partes de la anatomía, concretamente las pollas, pues el resto tienen su estética y exhuberancia, ya obvias después de ser plasmadas durante siglos y siglos de monopolio masculino en las artes.
Así que después de tal discurso, mi dibujo os parecerá muy light:
Blogger: Aighash