9/1/21

Present day, present time

Último sábado de vacaciones. Despierto tarde, algo aturdido por la falta de sueño y quizás un leve exceso de fiesta -todo lo excesiva que pudo ser sin salir del salón de mi piso-. Mis dos amigos aún duermen en casa. Dos amigos con postapocalíptico pedigrí, por supuesto: personas decorosamente aisladas del resto de la humanidad como yo, sin enfermedades de riesgo ni convivientes que las tengan. "Mi burbuja", como se ha hecho cotidiano decir. En cualquier momento hubiese estado encantado de que pernoctasen en mi casa, pero tampoco es que tuviesen alternativa. El toque de queda había quedado muy atrás cuando decidimos dormir.

Desayunamos juntos mientras rumiamos las noticias del día: un temporal monstruoso asola el país y cubre la capital de nieve, el reciente asalto al Capitolio de los Estados Unidos... Noticias levemente por encima de la línea base habitual. Las comentamos con el templado interés que merecen.

Uno tras otro, se marchan enfundandos en vestimentas igualmente válidas para recoger grafito en Chernobyl o lucir a la moda mientras compras el pan. Recojo la casa mientras escucho mensajes en los que otra amiga me cuenta sus novedades desde varios miles de kilómetros de distancia.

Suena el timbre. Abro y entra por la puerta una figura con máscara de pico, abrigo voluminoso y un carro de la compra andrajoso -mea culpa, eso-. "Hola, cariño".

Pedimos comida mexicana a un restaurante cercano a través de satélites orbitales, y prolongamos la sobremesa hasta pasadas las 19h mientras vemos una serie sobre romances cortesanos en la Inglaterra decimonónica.

Vuelvo a mi escritorio y preparo la consulta del próximo lunes en sesión remota con el hospital. Al acabar, mientras repaso notas y agendas, reparo en que tengo pendiente desde hace semanas escribir alguna cosilla en mi querido y perpetuamente abandonado Protocolo 7. Algo simple, decido. Costumbrista. Nada fuera de lo común.

12/12/17

Velocirepte y lectio interruptus

Diría que hemos perdido la cultura lectora si alguna vez la hubiésemos tenido. Pero no, no la hemos tenido y seguimos igual, sin tenerla. Leer un libro, cientos de páginas de un autor hablándote sobre un tema o una historia, es algo bastante íntimo que no te deja otra opción que un momento de silencio y soledad, dejándote acompañar de este autor.

¿Digo esto porque yo lea mucho y mire desde lo alto a quienes no lo hacen? Pues no, lo cierto es que llevo sin terminar un solo libro desde hace más tiempo del que el pudor me permite admitir. La niña que leía hasta altas horas de la madrugada ese libro que la tenía bailando, corriendo, huyendo o compartiendo experiencias ajenas, ha pasado a ser incapaz de terminar un libro desde hace meses. He empezado varios a la vez, tengo unos 6 o 7 flancos abiertos atacando mi arreactiva culpabilidad. Casi todo lo que leo viene en artículos, tuits gritones y gags con faltas ortográficas. He sido incapaz de sentarme tranquilamente durante una tarde a leer durante horas, concentración cero en un mundo donde te hablan o requieren tu atención a cada instante. El silencio, la pared blanca y sobria del sonido, es incómoda, siempre lo ha sido cuando ha habido dos personas en un mismo ambiente, principalmente si se conocen poco.

En un libro no tienes capacidad de modificar su contenido en función de tu reacción durante la lectura. El autor expresa sus ideas y tú simplemente lees, guardas tu opinión callada hasta el final. Hoy en día todo tiene que tener respuesta inmediata, hay una respuesta y retroalimentación en cuestión de segundos, minutos, horas lo más tardar. No digerimos antes de contestar porque no tenemos tiempo de que nuestra respuesta sea atendida y no quede desfasada. Estamos respondiendo a rapidez de diálogo hablado, donde el silencio es innecesario, donde cada inciso propio de una interrupción es aceptable porque todo lo es, no hay tiempo para un discurso que fluya, se ramifique y muestre cierta complejidad (algo de lo que mis discursos siempre han carecido, pero al menos sí lo veía en los demás).

¿A qué viene todo esto? No somos capaces de ponernos en la piel de una persona que esté leyendo. Nos incomoda su silencio y tratamos de entablar conversación sí o sí. A la mierda la concentración. Hace ya tiempo que llevo leyendo un libro que te habla de conceptos un tanto profundos que tengo que saborear, masticar y tragar lentamente. Te hace citas de autores de los que casi ya no recordaba su existencia, y ayer lo tuve que hacer con un maldito gilipollas que venía a mi lado en el AVE haciéndome comentarios a cada frase y media de libro y forzando una conversación que, puedo prometer y prometo, yo no estaba alimentando. "Ya verás como todo mejorará", "nuestra generación lo tuvo más fácil", "[frase 0,60 al azar]", saco yo una mandarina, le ofrezco otra que él rechaza, sigue su tormenta de anécdotas y experiencias de hombre maduro a la que contesto de vez en cuando con el cinismo que uso para asustar a los que me están jodiendo la mañana, pero no, todavía trata de consolarme. Ese hombre tuvo la habilidad innata de subirse en el tren en Lleida y a fuego lento tostar mis gónadas hasta dejarlas al punto en Zaragoza, donde le dije que me giraba a dormir y dormí hasta Ciudad Real, "¿¡en serio!? vamos a tomar un café". Bien, le había dicho ya de antemano que esa noche había dormido muy poco, sin poder descansar del trabajo, y que quería echar una merecida cabezada, le digo que no (sin mencionar las múltiples bondades del café por vía anal que se me pasaban por la cabeza).

"¡Qué! ¡Dormilona! ¡Ya has dormido bastante!", absoluto desconcierto. 1 ¿eso dices a una persona cercana recién despertada? 2 ¿por qué le estás hablando a una persona desconocida que acaba de despertarse como si fueras a comer con ella macarrones todos los domingos? Ya obvio la pregunta principal de por qué siquiera me dirige la palabra. "Perdona, eso lo decidiré yo, bien merecido lo tenía y si quiero seguiré haciéndolo.", frases de las que me arrepiento. Saco la rechazada mandarina y entre mis fauces le doy la oportunidad de sentirse deseada, "¡tú sólo comes cítricos! Desde luego, resfriados no vas a tener" "[mirada estupefacta de admiración por la imbecilidad del individuo] Sí".

Sólo por morbo me pongo a pensar en desde cuando ese hombre tiene una muestra de mi alimentación lo suficientemente grande como para afirmar que sólo como cítricos. Es más, si su afirmación la hace en base a sus anteriores observaciones acerca de mi conducta alimentaria, esta podría quedarse en un "comes siempre mandarinas". Sí, le faltan datos, pero ¿para qué guardar para sí mismo un hallazgo? Quien más quien menos alguna vez ha tenido problemas de mala digestión. Esta es demasiado rápida, teniendo que soltar precipitadamente y sin retención posible todo aquello que en muy poco tiempo hemos ingerido. Bien, hay quien le pasa eso con ese pseudo-ano que tenemos todos en mitad de la cara.

Cansada de diarrea y flatulencias por via oral, educadamente me levanto, solicito licencia de paso entre mi asiento en ventanilla y la ansiada vía de escape o pasillo para ir a tomar un café. Obviamente comenta que quiero pasar, pues será su forma de entender que quiero pasar, tiene que invocarlo en voz alta para poder comprenderlo. Huyo victoriosa hasta la cafetería. Ahí, de pie, transcurre el trayecto de Ciudad Real hasta Córdoba, sin que me tome ese lujoso café en taza de papel que ofrece RENFE a sus víctimas. Ahí puedo leer, incómoda, unas cuantas páginas. En Córdoba me deslizo por el pasillo para ver si ese individuo se había bajado del tren. Una vana esperanza, puesto que ya me había comentado que se bajaba en Málaga. Veo su nuca y mis cosas en el asiento de al lado, que confirman que no me había equivocado de vagón y estaba viendo la nuca de otra persona. Me siento en el vagón anterior, donde hay dos plazas libres, para no tener que dar explicaciones y seguir leyendo hasta pasado Puente Genil-Herrera. Ahí puedo leer unas cuantas páginas más sin nadie que intente hablarme desde el punto de vista de su superior experiencia de dos décadas más de vida.

Os he ahorrado muchas joyas que podría haber incorporado en la narración. No sólo son los indeseables aquellos que no te permiten leer tranquila, la gente maja tampoco es consciente de que mientras alguien está leyendo, si le hablas le molestas. Indeseable o no, seguramente yo sea un ejemplo de los que a veces hacen eso, pero no lo recuerdo porque siemplemente no formo parte de los perjudicados en ese momento. Sólo propongo una campaña para evitar damnificados por las interrupciones en la lectura.

A todo esto y relacionado única y exclusivamente con el tema de la lectura, quiero dar a conocer una campaña interesante impulsada desde la Red de Bibliotecas la Diputación de Barcelona. Sobretodo ha llamado poderosamente mi atención su título: "Velocirepte". En 12 meses hay que leer 12 libros. Para muchos esto es trivial y antes para mí lo era. ¡Voy a proponérmelo!



Saludos de Aighash.

3/8/15

Hola

14 de mayo de 2009. Seis años desde la última entrada. Me he superado, ¿eh?
En alguna ocasión he intentado escribir algo. Rápidamente se convertía en una crónica insoportablemente tediosa, y terminaba en la papelera. No me arrepiento de esto último.
Hoy he decidido escribir algunas líneas, por los viejos tiempos, y voy a pasar de resúmenes exhaustivos.  Intentaré hacer explícito lo importante. De nada.
Al más puro estilo yo mismo, he escogido el peor día para pasar a saludar. Saliente de doblete de guardias (viernes y domingo), aún despeinado por las 86 horas de pijama verde esta difunta semana. Y me he dicho "¿disártrico y bradipsíquico, colega? ¿incapaz de encadenar dos frases en tu cabeza? ¡hoy es el día!". Pues eso. Hola.

30/11/14

Quest: Conseguir un título I

Buenas, gentucilla.

Básicamente hablar de novedades. He conseguido un nuevo logro que poner entre mis medallitas. Tengo el título de historia del arte. Aún así, el "final boss" fue un rival terrible, se llama burocracia.

A principios del mes de octubre llamé a la secretaría de mi facultad para preguntar qué debía hacer para obtener el título de licenciada en historia del arte. Hace mucho tiempo que hice todos los créditos necesarios, de hecho me sobraban unos 40 créditos sin pensar en los créditos de idiomas que habría podido convalidar, que nos subiría la cantidad de créditos a cerca de unos ... qué diría yo... ¿cerca de unos 100? Una barbaridad, tenía carrera y media hecha nada más que con créditos. Pero, ¡Ja! ¡amigos míos!, mi carrera no estaba cerrada, ergo yo no iba a ser nunca historiadora del arte a pesar de tener chorrocientos créditos chorreando de mi Curriculum Vitae.

Bien, una amable dama, dedicada a las labores de secretaría, gentilmente me chilló que qué me había creído con no cerrar la carrera, que el plazo para cerrarla era el último día de octubre o (atentos al dato) iba a tener que pasarme a grado. Ante tal derroche de simpatía, le comenté que yo estaba en Granada - ¿Cuáles son las tareas que puedo realizar desde Granada para zanjar este asunto? Estoy viviendo ahí y no tengo posibilidad de ir a Barcelona a encargarme de estos asuntos.-  Amablemente siguió escupiéndome que en Granada también tenemos internet y que también podemos acceder a los datos de los plazos.

Este ser, compendio de las virtudes humanas en la tierra, me obligó a comprar inmediatamente un viaje a Barcelona con Blablacar. Llegué a las tantas de la noche en Sants, lloviendo, sin metro, con dos hurones en un transportín (Marceline y Simon, de los que ya hablaré más adelante) que habían pasado encerrados cerca de 15 horas. Sólo me quedaba coger un taxi. Desgraciadamente con las prisas me dejé el título de bachillerato en la furgoneta de la chica que nos trajo. Llanamente diré que en ese momento pensé: -que le den por saco al título, quiero llegar a casa.- Dormí, me quedaba un largo trecho hasta finalizar mi quest.

13/7/14

Noticias

La novedad es que había solo 4 plazas para entrar en ilustración. El chiste está en que soy la quinta en tener la nota más alta. Estoy a la espera de la próxima convocatoria en septiembre. Es harto probable que no me la den salvo que alguna de las notas más altas quiera entrar en la universidad en vez de en un ciclo.


Pues nada, lo bueno si breve dos veces bueno.

La segunda novedad es que tengo una hurona en casa. Si me supera la experiencia se la daré a un chico de Motril o a una chica de Albolote, que ya se han ofrecido. De momento ya me está superando, aunque es muy simpática, graciosa y buena, también es brutalmente hiperactiva, más de lo que en su especie es normal.

¡Feliz verano!

25/6/14

FP de Animación 3D en Granada

Ey, hago un breve resumen: Después de altibajos, de estar en Granada desde hace casi dos años, he decidido hacer algo con proyección, me lo he propuesto y voy a hacerlo. Sí, me ha costado, hay gente que le pasan estas cosas y hay gente a la que no, a mi me pasan y a quien no le guste me parece bien, a mi tampoco me gusta. Otras personas no tienen una vida tan dulce y espléndida como para poder quejarse como hago yo, lo siento por ellas, que cuenten sus problemas cuando les toque, ahora me toca a mi decir lo que me dé la gana.

Me cuesta mantener un ritmo de persona con media neurona funcionante, pero eso se soluciona a collejas. Las he recibido por todas partes, pero si no son las propias no tienen suficiente fuel como para que echen a arder, solamente te hacen sentir mal y con ganas de depilar hasta el duodeno a quien las profiere. ¿Realmente saben qué es la dolce vita? Lo amargo que es levantarte para no hacer nada, sin rumbo, sin futuro, sin saber qué hacer (habiendo estudiado historia del arte...) ... OH DIOSES... en fin, resumiendo, gracias por el consejo, sois maravillosos.

El tema de hoy: La jeta de la administración.
Voy a concretar y decir la Junta de Andalucía, pero sé de buena tinta que pasa en todos lados gracias a mi infiltrada en la administración catalana (gracias Mama).
La narración que hoy voy a desarrollar entre todos ustedes, habla de sueños rotos, esperanzas frustradas y seres sin rostro cuya función es la de dioses. Hablo de funcionarios cuya tarea tiene sentido pero es llevada con la menor consecuencia, las consecuencias nos las comemos los demás.

Este año me he matriculado en Ilustración en la Escuela de Artes de Granada y para el Ciclo formativo de grado superior en Técnico Superior en Animaciones 3D, Juegos y Entornos Interactivos cuyo título sigo teniendo que copiar de la Junta debido a la parrafada que se emplea para llamarlo. Da igual como quieran llamarlo, no voy a tener que volver a llamarlo de ninguna forma. Después de un día dedicado a la matrícula online sin dni, otra tarde con la matrícula con dni (15€ que me ha costado el chisme para leer mi Dni), después de preocupaciones porque tenía el carnet caducado, porque en el IES Vall d'Hebron certificado y papel que me mandan, papel que tiene una errata de vital importancia (como mi nota media de bachillerato) y, en definitiva, después de no poder soltar lastre en tres semanas, ayer día 23 de junio, víspera de San Juan me expusieron a los maravillosos rayos solares de los días adjuntos al solsticio de verano con una nota en la frente:

  • Sorpresa, hoy, sin previo aviso, sin llamarte usando el teléfono de contacto, el email, la dirección física que nos has dado (jajaja, que graciosa, todavía te creías que eran datos de contacto e inscripción), hemos decidido que el próximo año al final no vamos a hacer este ciclo de grado superior, hemos cambiado de parecer, igual volveremos a ponerlo dentro de diez minutos por si alguien más pica en nuestro perverso juego y lo volveremos a quitar para poder reír muy muy fuerte.
Para ello, fui a entregar mis datos en el IES Albayzín, del que me gustaría poner un mapa aquí, aunque el desnivel para alcanzarlo sería inapreciable sin la FP de 3D que mostrase los hermosos cerros de Granada.
 En ese momento llevaba mini-croissants de chocolate en mano que ofrecí amablemente a los amables conserjes que me atendieron amablemente para decirme que ese mismo lunes habían quitado el ciclo. Y sin más razones, ni más discursos, se comieron los mini croissants (algo que me parece consecuente) mientras yo (también consecuentemente) me iba a freír espárragos ¿alguien quiere?

Lo divertido es que realmente había gente con esperanzas puestas en un ciclo que no se va a hacer, dispuestos estábamos a invertir dos años de nuestras vidas en este ciclo y sin menor explicación ¡PUFF! ha desaparecido. Mi infiltrada me ha dado la explicación desde su punto de vista experto y cínico: Si no hay bastantes plazas cubiertas no hay ciclo.

Así que, amigos, enemigos y mascotas que me observáis desde el más allá, el año que viene voy a hacer Ilustración, creo que con mi nota puedo acceder. En caso de no acceder, me saco el carnet de coche y dejo el volante del turismo a merced de la voluntad de un roedor. Sería hermoso que fuera... una marmota.


Así que con ilusión y resignación, os dejo con mis peripecias.

10/2/14

Huevos de codorniz

Como nunca he tenido que cocer huevos de codorniz, el tiempo que tardan para mi era un misterio.

Para ser exactos, para conseguir un huevo cocido casi mollet ha tardado unos 4 minutos habiendo añadido un chorro de vinagre al agua de cocción.

Saludos y que os sea útil :). Yo lo apunto aquí para acordarme XD

Blogger: Aighash